martes, 30 de marzo de 2010


Cine y Sociedad

Continuación. . .

Las costumbres y los ritos sociales van cambiando al tiempo que las ofertas de consumo se van multiplicando. Es así como se debe contemplar la siempre oportunista reacción de la industria del cine estadounidense cuando, consciente del poder y el arraigo social de ciertas minorías étnicas y la actividad de diversos colectivos en su propio territorio, inician la producción de un tipo de cine que tiene mucho que ver con esos grupos sociales.
Es el momento de tener en cuenta la necesidad de producir cine para la gente de color, para los latinos, los judíos, los grupos de gays y lesbianas, etc., abordando aquellos temas que les son propios y que, también en muchos casos, traspasan las fronteras que esos mismos contenidos plantean.
¿Cine social? De eso precisamente les hablo, y no en el sentido ideológico que la palabra social implica en los medios, sino en un sentido más abierto.
Son numerosas las circunstancias que han influido a lo largo del siglo XX en la relación del cine *espectáculo y entretenimiento*con la sociedad que lo contempla y aviva, en buena medida referidas a la convivencia, sobre la que influyen crisis económicas, inquietudes culturales, tensiones políticas, creencias religiosas, enfrentamientos generacionales, la razón de ser y existir en un marco social.

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